Saturday, October 14, 2006

En búsqueda de una nueva unidad de análisis

Wallerstein sostiene que “la unidad de análisis –que han tomado como marco de referencia los analistas sociales-- es incorrecta” (Wallerstein [1991] 1998, p. 63) Quienes sostienen que la unidad de análisis primordial es el Estado-nación, sostiene nuestro autor, están equivocados, pues el desarrollo histórico debe ser interpretado desde otro marco de referencia, que Wallerstein identifica con “un grupo de instituciones sociales dentro de la economía-mundo capitalista”. (Ibídem, p. 64). Por tanto, el marco de referencia tradicional, el Estado-nación, se vuelve obsoleto para el científico social en general y para el antropólogo social en particular.

Así las cosas, es válida la pregunta sugerida para esta discusión: ¿existe realmente dicha unidad de análisis o es un mero concepto del investigador? La pregunta equivale a cuestionar la existencia, bien de los llamados Estados-nación, o bien del grupo de instituciones sociales dentro de la economía-mundo capitalista. Desde esta perspectiva, resulta más operativa la unidad de análisis propuesta por Wallerstein, a saber, ese conjunto de instituciones sociales que intervienen en una economía-mundo. No podía ser de otra manera si atendemos a la noción wallersteiniana de economía-mundo: “es una gran zona geográfica dentro de la cual existe una división del trabajo y por lo tanto un intercambio significativo de bienes básicos esenciales así como un flujo de capital y trabajo. Una característica definitoria de una economía-mundo es que no está limitada por una estructura política unitaria” (Wallerstein 2005, p. 40) [El énfasis es mío]. La economía-mundo excluye las estructuras políticas “limitantes” o definitorias del quehacer social, del desarrollo histórico, en palabras de Wallerstein. La conclusión viene a ser más o menos esta: el marco de referencia para la investigación antropológica es ese conjunto de instituciones sociales que operan dentro de una economía-mundo y que no se halla limitado por una estructura política unitaria como podría ser el Estado-nación clásico, noción que ya tiene una reputada connotación decimonónica.

Ahora bien, ante la pregunta por la existencia de la unidad de análisis llamada “grupo de instituciones sociales dentro de una economía-mundo” hay que decir que nos hallamos frente a un problema metodológico crucial en la investigación social. Podemos, entonces, redefinir la pregunta en estos términos: ¿tal unidad de análisis tiene una existencia “objetiva” o existe únicamente en el esquema interpretativo del sociólogo o del antropólogo? De alguna manera, hay que decir que el carácter de la noción “unidad de análisis” lleva de por sí un claro énfasis subjetivo: una unidad de este tipo es una construcción del investigador; en otras palabras, el investigador social distingue “analíticamente” una diversidad de elementos dentro de un marco de referencia que él mismo, de alguna manera, ha construido. Esto no desdice que en la realidad social puedan distinguirse con relativa facilidad una serie de instituciones que son las que, a fin de cuentas, componen ese grupo que sirve como marco de referencia para el investigador. Aún más, pareciera que ese grupo es “susceptible” a la interpretación o análisis del analista social.

Los aportes de Sol Tax (1937), Vogt (1969) y Pozas (1959), en cuanto que la unidad de análisis viene a ser el “municipio” o la “comunidad”, caen por tierra frente a la intuición primaria de Wallerstein, pues si bien este último sostiene que “hay muchas unidades políticas dentro de una economía-mundo, tenuemente vinculadas entre sí en nuestro sistema-mundo moderno dentro de un sistema interestatal” (Wallerstein 2005, p. 40), limitar el marco de referencia a los municipios o las comunidades en una sociedad abierta (como sostendría Popper) o en una sociedad red (desde la perspectiva de Manuel Castells y otros) o, en definitiva, en nuestro sistema-mundo, sería un esfuerzo estéril. Wallerstein va más adelante y sugiere: “ni la homogeneidad política ni la cultural debe ser esperable o encontrada en una economía mundo” (Wallerstein 2005, ibídem). Constreñir el análisis social a un municipio o comunidad sería estéril si se desvincula del marco más amplio que es el conjunto de las instituciones sociales dentro de una economía mundo. Empero, pienso que recuperar lo propio de una región, pueblo o comunidad, desde una perspectiva local es igualmente fructífera.